Cuando llegó la crisis a nuestro país fueron muchas las empresas de construcción que vimos caer, el ladrillo se desvalorizó de una manera sorprendente y pudimos ver como empresas que eran grandes y potentes debieron emigrar y llevarse a sus trabajadores consigo. Menos mal que con el paso del tiempo parece haberse calmado la cosa y nos encontramos con empresas como la de un conocido mío que no se deja vencer por nada del mundo. La verdad que es digno de aplauso ya que poco a poco ha sabido manejar la empresa y sobre todo conservar intactos a los empleados con los que cuenta, claro prueba de ello es que los recortes han tenido que llegar sin remedio pero dejando los sueldos igual que estaban. Lo que pasa que si es verdad que ha buscado y rebuscado un material igual de bueno pero más barato que ofrecer a sus clientes al que le ha sacado más margen de beneficio, en cuanto a la maquinaria construccion usada ha intentado por todos los medios procurar tenerla a punto a base de visitar desguaces y utilizar las piezas usadas que les hacía falta.
Claro ahora los ves y nunca están parados, trabajan muy bien dando una buena respuesta a sus clientes en cuanto a presupuesto cerrado y perfecto trabajo realizado, normal que todos quieran que sean ellos los que les levanten una casa, una nave, o una pequeña reforma. Sin ir más lejos me puse en contacto con ellos los otros días y hablando con el dueño que es mi conocido me contaba todo esto que desde luego a mí me dejó con la boca abierta sobre todo sabiendo como otras empresas no lo han logrado. Y es cuando me di cuenta que el buen trabajo es siempre recompensado, hacer un trabajo bien sin prisas desde la honradez sin engañar a nadie, viendo el cliente un resultado optimo es sin duda tener todas las papeletas para que la gente confíe en ti y se corra la voz para hacer más clientela fija.
Así es como las empresas hacen su camino sobre todo en un mundo lleno de competencia donde nunca se tiene la última palabra, en un mar donde si no andas listo eres devorado por un pez más grande sin poder hacer nada por remediarlo, así es como de lo poco irremediablemente se va a lo mucho.
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